jueves, 14 de julio de 2011

Quien soy



Nací un diecisiete de mayo del año mil novecientos cincuenta y siete, en la Carretera Carretera de Fuensanta numero seis del barrio de Larache. En él me crié y pasé la infancia cuando todo ello eran espacios abiertos, cuando uno se dedicaba a guerrear contra los de las calles Xáuen Ceuta y Melilla a pedradas, cuando uno corría por allí entre el trigo sembrado, surcándolo, huyendo del“chato” que nos perseguía con su vara por destrozarle con nuestros juegos el fruto de su sudor, y uno, al recordar aquellos tiempos los ve en blanco y negro. Quizá esa visión bicolor sea por que por entonces no había mas que lo que había y nada mas, y ni siquiera el recuerdo del color era derecho de las familias pobres y humildes, o quizá por que como dicen los que entienden, el cerebro sueña y recuerda en blanco y negro. Ni lo sé y sinceramente ni me importa, pero a menudo me pregunto que hubiera sido de nosotros si nos hubiese trincado el “chato”.

Y crecí, y compartí infancia con otro hermano y adolescencia con él y con dos hermanas, e íbamos a la escuela, a la que mis padres podían ofrecernos. A don Pablo, maestro que me enseñó a base de palmetazos en las manos gran parte de lo que hoy sé. A la ferroviaria donde íbamos enchufados los hijos de los obreros del ferrocarril, y después
con gran esfuerzo por parte de mis padres a los “Gárates” como popularmente se le conocía. Y en todos ellos fui forjándome poco a poco y haciéndome un hombre. Y fué en este último cuando descubrí por primera vez que mis manos podían servir para algo más que recibir palmetazos. Y comencé a dibujar. Y los “profes” comentaban que no se me daba mal y me encargaban los carteles de las actividades del colegio, fútbol, cine forum, y un sin fin de eventos que yo ilustraba y disfrutaba a base de cómic, al estilo de Francisco Ibáñez creador de Mortadelo y Filemón. Y en casa recuerdo que en vacaciones de verano,
un año, el único año, lleguè a pintar hasta tres cuadros al óleo, estos desde entonces son propiedad indiscutible de las paredes del comedor de mi querida madre hasta el día de hoy.

Y dejé de dibujar, a partir de este instante la vida me pidió ser adulto, debía ganarme el pan con el sudor de mi frente, debía irme a la “mili” donde me forjé como maquinista durante cuatro largos años a base de saludos militares. Y cuando me dieron la “blanquilla” me casé, tuve hijos y.... lleguè a los cuarenta y siete sin apenas enterarme. Pero mi recuerdo y mi alma siguen pidiéndome dibujar y pintar, y aquí estoy, después de mucho esfuerzo, a mis cuarenta y siete... haciendo mi primera exposición de pintura y esta humilde web. Este soy yo, y esta exposición y esta web es el humilde homenaje a mis amigos, a mi familia y a mis padres en su lucha por hacerme un hombre.

Gracias a todos los amigos por apoyarme. Gracias a mi mujer e hijos por aguantar las muchas horas de dedicación a estas tareas. Gracias a ti madre por creer en mí. Gracias padre, aunque ya no estas entre nosotros, sigo compartiendo mi vida con tu recuerdo.

Gracias a todos.

Fernando Muñoz Buitrago




1 comentario:

  1. El enemigo del pintor es el miedo. La pintura ha de ser viva y contundente.

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