domingo, 26 de agosto de 2012

La misteriosa liberalización de Renfe


Llevo unos días con ganas de escribir algo más sobre la reforma del sistema ferroviario en España. Cada día me paso por la página de Fomento, busco noticias, miro en oscuros foros treneros e intento encontrar detalles sobre los planes del gobierno para dividir Renfe y liberalizar el transporte por ferrocarril en España. De esta gran reforma estructural que el gobierno lleva preparando desde hace siete meses largos (y el ministerio de Fomento desde hace años, en teoría – la directiva europea que obliga a ello es del año 2001) tenemos una nota de prensa con el habitual formato cutrelux (nota al margen: vale que seamos austeros, ¿pero es necesario que sea tan espantosamente fea?) y un PowerPoint medio cochambroso que se centra más en explicar lo mal que estamos que en explicar qué tienen intención de hacer. Otra gran reforma que se anuncia a bombo y platillo y que Dios sabe cuándo verá la luz.

Seguimos sabiendo muy poco, entonces, sobre la reforma del sector. A pesar de todo, hay algunas novedades salidas de la última rueda de prensa, que se desvían un poco de la reforma que me pareció entrever en mi artículo anterior. Lo más importante, y algo que me ha sorprendido, es que las cuatro empresas “sucesoras” de Renfe (mercancías, viajeros, talleres y material rodantes) seguirán siendo públicas. España debe ser el único país del mundo en que vamos a simplificar y liberalizar un sector económico creando cuatro empresas estatales donde antes había una sola, cosa que tiene mérito. Lo que es especialmente desesperante es que tras el fracaso de la liberalización del tráfico de mercancías, donde Renfe ha abusado de su posición dominante de forma sistemática, Fomento apueste por un modelo casi idéntico para abrir los trenes de viajeros a la competencia.

Aun así, la liberalización puede que acabe funcionando bajo un par de escenarios. La pieza clave del sistema, si realmente se quiere abrir el sector a la competencia, es la “bisagra” entre los nuevos operadores y el ADIF y Renfe-Material Rodante y operadores. Sobre el ADIF, es importante que el gestor de infraestructuras garantice un libre acceso real a la red, por un lado, y tenga un sistema mínimamente racional para establecer cánones de circulación. El sistema de precios del ADIF es ahora mismo completamente absurdo (la red convencional está ultra-subvencionada, por ejemplo, y el sistema de tarifas es un galimatías), así que la noticia que van camino de cambiarlo es más que positiva. El segundo punto, sin embargo, es aún más importante. Renfe tiene exceso de material rodante, especialmente en trenes de alta velocidad “pura” (s100, s102, s103, s112) de ancho fijo que (potencialmente) pueden cubrir las relaciones más rentables. Aunque un tren de alta velocidad es bastante más barato que un avión de pasajeros (un s112 cuesta 22 millones de euros; un A320 no baja de 75), no hay una infraestructura (demasiado) establecida de empresas de leasing, y desde luego no hay nadie con material de viajeros de ancho ibérico. Si el gestor de material móvil garantiza acceso a estos trenes con un alquiler razonable y sin favorecer a Renfe-viajeros, un operador privado puede abrirse paso con relativa facilidad sin tener que comerse una inversión gigantesca para empezar a mover pasajeros.

El otro escenario que puede dar un resultado decente es que nos salven los alemanes. Más concretamente, que la Deutsche Bahn, que está intentando consolidarse como una empresa de transporte potente fuera de Alemania, entre en serio en España. Renfe puede vacilarle a “Ferrocarriles Poldavos” (¿alguien me quiere prestar 200 millones para que pueda empezar mi compañía ferroviaria, por cierto?) poniendo barreras a la competencia, pero la DB tiene trenes para aburrir y décadas de experiencia moviendo viajeros de forma muchísimo más competente que nuestra triste operadora. En una red nueva, limpia y reluciente como nuestras LAVs, casi vacía comparada con la congestión ferroviaria alemana, la DB puede ponerse las botas.

Unas notas finales. Primero, el modelo de liberalización no tiene nada que ver con la chapuza británica de los años noventa (aunque el servicio ahí ha mejorado mucho los últimos años – insisto), basada en concesiones. Lo más parecido es una especie de “Aena sobre raíles”, aunque con muchas más empresas públicas. Segundo, si tuviera que apostar, diría que la cosa no acabará de funcionar como esperan. Es una reforma que se queda a medias, como todo lo que hace este gobierno; Renfe-operadora sigue siendo demasiado dominante, tanto en mercancías como en viajeros. Tercero, no sé si recordaréis que no hace mucho aplaudía que Renfe empezaría a implementar una política de discriminación de precios más agresiva, empezando por el corredor Madrid-Barcelona. Bueno, parece estar funcionando; un 6,2% más de viajeros el primer semestre, y eso que empezaron hasta abril. Ahora imaginad si la web estuviera diseñada para seres humanos.

En fin, seguiremos informando. No parece que lleven mucha prisa.

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