lunes, 9 de abril de 2012

006-Los ingeniosos inventos del ferrocarril.

Nº006

El aparato para el intercambio de correo con trenes en marcha y el giro mutuo telegráfico

Desde 1875 funcionaba en los ferrocarriles de los Estados Unidos un sistema para que los trenes pudieran, sin reducir su velocidad, tomar de unas perchas colocadas en los andenes las sacas de correo, con total seguridad. Pero el mecánico francés Cacheleux fue más allá y desarrolló un sistema para en intercambio de las sacas.

En 1876 “el diestro mecánico francés Monsieur Cacheleux” patentó su gran invento, el aparato para tomar y dejar en los trenes en marcha sacos de correspondencia que venía a mejorar las prestaciones de otro desarrollado en los Estados Unidos y que desde un año ante permitía sólo recoger la correspondencia de los andenes.
El sistema americano, en uso desde julio de 1875, consistía en un gancho que colocado en el lateral del vagón permitía recoger, incluso a gran velocidad, automáticamente sacas o bolsas llenas de despachos y cartas de una percha situada en el andén.

Cacheleux fue más allá y construyó un aparato mucho más ingenioso y también más útil, ya que permitía tomar y dejar a la vez en los trenes, y sin perjuicio para su velocidad, las bolsas y los sacos que contenían la correspondencia y automáticamente situarlos sobre la mesa del empleado de Correos a cargo del coche postal.
Eusebio Martínez de Velasco, encargado de la sección de “Inventos útiles y curiosos” de La Ilustración Española y Americana, saludaba el ingenio del francés en el número de 8 de abril de 1876 de la publicación y detallaba su modo de funcionamiento.
Las dos figuras del grabado que acompañaba el texto representaban el aparato –doble aparato en realidad- antes y después de la operación. Así, “el anillo A del saco que el wagon debe dejar, es recibido por el gancho O y después por el gancho B, que le retiene y coloca en el poste Z”.

“Al mismo tiempo, el pequeño aparato H, adherido al wagon, toma, al pasar el tren, el saco que está pendiente del anillo C, y le coloca sobre la rama D por medio del gancho E. Luego, la posición y el movimiento están combinados de tal suerte que el mismo saco, procediendo automáticamente, abre la puerta del wagon y se presenta en el interior, sobre la mesa del empleado de Correos” que debía entonces registrar su llegada.
El inventor, se supone que después de pruebas superadas con éxito, ofreció “su aparato al director general de Correos de Francia, Monsieur Le Libon”, quien lo aprobó plenamente y rogó “a una compañía de ferro-carriles que lo haga ensayar en su línea”.
En directa relación con las líneas telegráficas que acompañaban a las de ferrocarril nació, también en 1876, en Estados Unidos, el “telégrafo para transmitir facsímiles”, un primitivo fax que desarrolló el ingeniero industrial W. E. Sawyer de Nueva York. Que permitía transmitir “copias exactas de los despachos, verdaderos fac-símiles, por los hilos eléctricos, (lo que) señala un progreso inmenso, que ofrece dilatado campo de explotación al comercio y al público en general”.
Martínez de Velasco escribía que el aparato era “sencillísimo, y consta (...) de la pila eléctrica igual a la que se usa para el telégrafo Morse, de dos instrumentos principales: una doble placa metálica, en comunicación con los hilos conductores, que recibe el despacho original, autógrafo, y un doble cilindro o rodillo que ejerce la presión conveniente en momento oportuno y trasmite aquel con exactitud matemática.”
El papel para escribir los documentos a transmitir necesitaba de un previo tratamiento químico cuyos procedimientos y fórmulas de los compuestos a emplear guardaba Sawyer en absoluto secreto.
Por último, La Ilustración informaba que ya se había creado una compañía , The U.S.Postal Telegraph Company, “con un capital de diez millones de pesos para la explotación del invento y ha principiado por hacer construir dos líneas generales, desde Nueva York al Canadá y desde el Atlántico al Pacífico, para desarrollar (...) en grande escala el giro mutuo telegráfico.

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