Nº010
El 30 de marzo de 1880, la Compañía del Ferrocarril de Madrid a Ciudad-Real y Badajoz inauguraba solemnemente la estación de Madrid-Delicias, hoy sede madrileña del Museo del Ferrocarril. Ahora que diversos actos han conmemorado el cumpleaños de “Delicias” vale la pena recuperar la crónica que de la inauguración hacía La Ilustración Española y Americana.
“El 3 de febrero del pasado año (1879) tuvo lugar (...) la inauguración oficial de la línea férrea internacional que une directamente la capital de España con el vecino reino lusitano, pasando por las más importantes ciudades de La Mancha y Extremadura. A la estación provisional construida para la apertura de la línea ha sustituido la definitiva, brillantemente inaugurada la tarde del 30 de marzo último, a presencia de SS. MM. el Rey don Alfonso XII y su augusta consorte Doña María Cristina, quienes en unión de sus altezas RR., las señoras Princesa de Asturias e Infanta Doña Eulalia, se dignaron presidir aquella fiesta de la civilización y del trabajo.”
“SS.MM. y AA. llegaron a la nueva Estación las cuatro y media, acompañadas del Excmo. Sr. Presidente del Consejo, Sres. Ministros de Estado, Hacienda, Fomento, Guerra y Marina, varios personajes de la alta servidumbre de Palacio y autoridades de Madrid, siendo recibidas por el Consejo de Administración de la Compañía, presidido por los Excmos. Sres. Marqués de Cabra y D. José Canalejas.”
“Las Reales personas y su comitiva, a la que se agregaron, el ministro de Portugal en esta corte, Sr. Conde de Casal-Ribeiro, y el cónsul general, Sr. Barón de Ortega, tomaron puesto en sillones colocados al efecto en el andén. Adelantándose entonces el Sr. Marqués de Cabra, pronunció un breve discurso, encaminado a hacer presente la satisfacción del Consejo de la Compañía al poder inaugurar la importante obra tan felizmente llevada a cabo en el espacio de catorce meses, sin subvención directa del Estado.”
“S.M. el Rey se dignó contestar en elocuentes frases que sentía un verdadero júbilo al asistir al acto; que no hay rumor más grato para la vida de la industria y del comercio que el silbido de las locomotoras, que ponen en comunicación a las naciones distantes, cumpliendo una misión civilizadora; que en él debía verse un eco del himno que el país entona al progreso después de los desastres de la guerra civil, y que ningún partido, ninguna individualidad, sean las que fueran sus opiniones, podía dejar de regocijarse por los acontecimientos que redundan en beneficio de la prosperidad de la patria.”
“Expresó después el Jefe del Estado la satisfacción con que había visto la rápida terminación de las obras cuidando de hacer constar el júbilo de S.M. la Reina al unir su nombre por primera vez desde que vino a España, a sucesos tan plausibles para el país.”
“Terminado el discurso de S.M., el Sr. Canalejas dio varios vivas las Reales personas, que fueron entusiastamente contestadas por la distinguida concurrencia.”
“Acto continuo cinco locomotoras, vistosamente engalanadas con banderas y trofeos, avanzaron majestuosamente bajo las altas bóvedas de la Estación, hasta detenerse, formando una sola línea, a pocos pasos de la familia Real y demás personas que asistían al acto. La imponente solemnidad del espectáculo que ofrecían las enormes máquinas, yendo obedientes y sumisas, como animadas de una voluntad, a rendir acatamiento al distinguido y numerosos concurso, fue saludada con espontáneos aplausos.”
“SS.MM. y AA. se retiraron después de haber visitado las principales dependencias del edificio y honrado el espléndido buffet preparado al efecto en uno de los salones.”
“Por su elegante estilo y el lujo empleado en su construcción, la nueva Estación es digna de la capital de España, y hace honor a la Compañía del Ferrocarril directo de Madrid a Ciudad-Real y Badajoz. Cabe, en efecto, al Consejo de Administración, presidido por las respetables personas que antes hemos mencionado, la legitima gloria de haber dotado a la corte de la monarquía de la única Estación que tiene Madrid, digna de su importancia, y que por todos conceptos iguala, si no supera, como algunos opinan, a la de Orleans en la nación vecina. Esta loable actividad ha causado tanto mejor efecto en el público, cuanto que contrasta notablemente con la deplorable negligencia que en materia de Estaciones se advierte en las demás líneas férreas que parten de la primera población del reino, sin que nadie acierte a explicarse que sea la Compañía que menos distancia kilométrica tiene en explotación, y que más corto tiempo lleva de existencia industrial, la que haya edificado la primera Estación de Madrid y de España.”
“Ocupa el edificio una superficie total de 11.000 metros cuadrados; la nave central mide 175 metros de longitud, 35 de ancho y 22 de altura. La techumbre, exclusivamente construida de hierro y cristal, es sólida y del mejor efecto. Los despachos de billetes y equipajes están instalados en un espacioso vestíbulo de 40 metros de largo por 20 de anchura; a la derecha se hallan las salas de descanso de 1ª y 2ª clase, y al lado opuesto las de 3ª, dispuestas todas ellas con arreglo al gusto inglés.”
“El costo total de las obras, cuya dirección ha estado a cargo del ingeniero civil D. Emilio Cacheliesne, se hace subir a tres millones de pesetas.”
“Bendigamos el reinado de paz, que nos permite ocupar nuestras páginas con asuntos como éste, de tanto interés bajo el punto de vista del progreso material.”
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